Resulta muy común que antes de alquilar un piso te presenten un contrato de las cosas que puedes hacer y las que no en tu nuevo hogar. Entre ellas, suele estar la remodelación. Pero, ¿hasta dónde puedes llegar con tus planes de diseño de interiores y reforma?
Lo que está permitido
La pintura de las paredes es uno de los elementos que podrás cambiar cuando desees. Pintar con los colores de tu preferencia no es un problema, siempre y cuando no estropees el suelo o algún mueble. La iluminación tampoco suele constituirse como una limitante en la mayoría de los casos: puedes cambiar los encuentros donde la luz escasee. En el caso de hacer agujeros en la pared, tampoco hay ninguna clase de impedimento si luego se masillan y pintan para repararlos. Y siempre tendrás la ventaja de amoblar el piso a tu manera.
Lo que no puedes cambiar
Modificar la distribución de las paredes es algo que por lo general no es permitido. Cualquier modificación que implique tirarlas para abrir algún espacio está prohibida. Por otro lado, puedes cambiar el suelo, solo si llegas a un acuerdo con el propietario, pero en la inversión los costes son pagados por ti como arrendatario. Hay paredes específicas que no son aptas para abrir agujeros, así que hay que tener cuidado con el tipo de material con el que fueron fabricadas.
Las puertas y las ventanas son grandes obras de reforma, y tiene que haber un acuerdo con el propietario para poder sustituirlas. La última opción que tienes que tener en cuenta es la cerradura. Si cambias alguna de éstas tienes el riesgo de ser denunciado por el arrendador. Así que es mejor dejar que él se encargue de ello o que le expreses alguna necesidad para modificarla.